Cuando experimentamos eventos que nos abruman emocionalmente y no somos capaces de procesar lo que está sucediendo, aceptar nuestras emociones y expresarlas a través de nuestro cuerpo y mente, las escondemos en lo más profundo de nuestro interior donde otros no pueden verlas. Y terminamos ocultándolas de nosotros mismos también. Sin embargo, todavía están allí.

Las emociones no resueltas quedan atrapadas en nuestro cuerpo, donde se acumulan y se estancan, drenando nuestra energía, provocando agotamiento, desequilibrio emocional y, finalmente, enfermedades. Esta energía emocional no procesada se almacena en nuestros órganos, músculos y tejidos. Conduce a inflamación y problemas de salud crónicos, y socava nuestro bienestar general. Cuando reprimimos las emociones de forma crónica, creamos toxicidad en nuestro cuerpo, mente y corazón.

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Esto lleva a una vida infeliz. Esto lleva a la adicción. Esto conduce a relaciones fallidas. Básicamente, esto conduce al reflejo físico de esos estados emocionales. Esto significa que nunca podrás estar en el momento presente. Nunca puedes estar completamente presente contigo mismo en el aquí y ahora. Porque el trauma pasado sigue apareciendo una y otra vez para reintegrarse. Te está pidiendo que te vuelvas Completo.